Bonfil Batalla y la matanza de Acteal
En el caso de la matanza de Acteal podemos observar dos puntos focales que tienen relación con las consecuencias de las políticas indigenistas adoptadas durante el siglo pasado donde el indígena es tratado como ciudadano de segunda categoría y la meta en lograr su desaparición. Una política que, según dice Bonfil, habla de preservar los valores indígenas—aunque no se explique cómo hacerlo—y sólo son valores preservables los que coinciden con la cultura nacional.
En el primer punto tenemos a miembros de las comunidades zapatistas que son masacrados por grupos de paramilitares vinculados con las esferas de poder local que han visto sus intereses afectados por la organización y lucha de las comunidades autónomas. Aquí hay un rompimiento de las relaciones existentes entre los indígenas y el resto de la sociedad nacional que no ha sabido responder satisfactoriamente a sus reclamos históricos. Un relación que para Bonfil es asimétrica y que con este rompimiento de relaciones buscan ya no fundamentar su legitimidad en la cultura nacional sino en un pasado propio y distinto y en su historia de explotación y es esta explotación lo que les permite ahora preservar su cultura.
El segundo punto es el del acceso a la justicia, el debido proceso y finalmente la justicia misma que se les negó desde el primer momento y que en ultima instancia tuvo que ser llevado a la más alta institución de procuración de justicia nacional para lograr, por fin, un juicio justo. Esto no es más que una consecuencia represiva hacia los grupos indígenas debido a la negativa a ser parte del plan indigenista que intentaba una asimilación total del indio y su consecuente pérdida de identidad étnica, pues según las metas del indigenismo posrevolucionario se debe educar al indio para que abandone sus “malos hábitos”, para que cambie su actitud y su mentalidad, parque produzcan más y consuman más, para que estén en un plano de igualdad con los demás mexicanos.
Bonfil apunta que se pretende destruir la identidad étnica del indio para integrarlo al nuevo concepto de identidad mayor que es “el mexicano”, para esto es necesario suplantar su cultura por la denominada nacional o mexicana. Y que la cultura nacional en México no se puede entender sin el elemento de conflicto, un sistema social en tensión, con oposiciones y antagonismos de diversa índole.
Como respuesta a esta situación de opresión y dominación histórica los grupos indígenas se volvieron sobre sí mismos para reforzar los nexos internos de la comunidad tomando en cuenta sus intereses y sin esperar ya, la ayuda prometida eternamente por el gobierno central, es así que nacen los proyectos de comunidades autónomas.
Finalmente Bonfil Batalla da en el blanco cuando al hacer su crítica al sistema antropológico establecido por el gobierno subraya: “al postular la relación que une a las comunidades indígenas con la sociedad global, el antropólogo se enfrenta a la necesidad de enjuiciar su propia sociedad y cultura”, de esta forma deja más que claro que es la sociedad “occidental” la que debe pasar por una revisión y proveer de métodos y medidas efectivas para la integración de una nación sin rastros de dominación y con diversidad étnica y cultural: una sociedad de iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario